En 2012, un grupo de 25 víctimas de ETA, represión policial, Batallón Vasco Español, y GAL, se reunieron de forma discreta en la localidad irlandesa de Glencree, donde compartieron sus experiencias desde su condición de víctimas, y llegaron a consensuar un texto que se denominó: declaración de Glencree. Carlos Martín Beristain, fue uno de los facilitadores clave de un proceso de gran relevancia en Euskadi.